
La música clásica parecería ser una candidata improbable a la innovación tecnológica. Sin embargo, en los últimos años, el mundo de la música clásica, igual que todas las demás áreas de las artes, se ha cruzado cada vez más con la inteligencia artificial generando discusiones que abarcan serias preocupaciones, pero también expectativas al respecto de las posibilidades de esta tecnología. La posible fusión entre las IAs y la música clásica promete revolucionar la forma en que se compone, interpreta, experimenta, comprende e incluso estudia la música clásica. A medida que la IA continúa avanzando, presenta nuevas oportunidades para que todos: compositores, intérpretes, productores, audiencias, etc., exploren territorios inexplorados y encuentren formas nuevas y emocionantes de experimentar la música.
Todas estas innovaciones permitirán a los compositores experimentar con nuevas formas de generar motivos y estructuras, enriqueciendo sus procesos creativos de maneras que aún no podemos describir. Pero, si usamos nuestra imaginación, podríamos fantasear sobre compositores pintando con sonido sobre una superficie que ha sido diseñada específicamente para reaccionar a ciertos movimientos; esta interacción estaría impulsada por IA, ya que una máquina interpretaría los movimientos del artista y los convertiría en sonidos que podrían escribirse y traducirse a instrumentos para tocar frente al público. Las personas con discapacidad se beneficiarían enormemente de la existencia de herramientas que pudieran facilitar su expresión artística a través del movimiento.
La IA ya está logrando avances significativos en el ámbito de la composición, desafiando las nociones convencionales de creatividad y autoría. Al analizar vastos conjuntos de datos de composiciones clásicas, los algoritmos de las IAs pueden identificar patrones, estructuras y elementos estilísticos inherentes a diferentes géneros y épocas musicales. A través de técnicas de aprendizaje automático, estos algoritmos pueden generar composiciones que imitan el estilo de los grandes maestros de la música clásica y hay algunos proyectos que apuntan a más. Por ejemplo, AIVA y Magenta de Google están abriendo el camino para que las composiciones generadas por IA sean exhibidas en salas de conciertos y grabaciones, creando nuevas preguntas y desafíos en términos de derechos de autor y algunas otras áreas de la industria.
La llegada de la música clásica generada por IAs plantea preguntas complejas sobre la autoría y los derechos de propiedad intelectual. En la música clásica, la identidad del compositor está intrínsecamente ligada a la autenticidad y el valor de la obra. Cuando los sistemas de inteligencia artificial contribuyen a una pieza musical o incluso la componen por completo, resulta difícil atribuir la autoría puesto que las máquinas no tienen representación. Para abordar estas preocupaciones, uno de los posibles enfoques es considerar la IA como una herramienta avanzada empleada por compositores humanos, manteniendo así la atribución humana. Los marcos legales e industriales deben evolucionar para reconocer la naturaleza colaborativa de la IA en la creación musical, garantizando que los compositores humanos reciban el debido crédito y compensación, reconociendo al mismo tiempo el papel de la IA durante el proceso de creación.
La IA, como se ha mencionado, puede utilizarse como una potente herramienta para aumentar la productividad de los compositores mediante la automatización de tareas repetitivas que consumen mucho tiempo, como la orquestación o la edición de partituras, lo que permite a los compositores centrarse más en los aspectos artísticos de su trabajo. De esta manera, los compositores podrían estar más motivados para explorar ideas musicales innovadoras y estructuras complejas. Esto significa que, en lugar de que los compositores sean reemplazados por máquinas, tienen más oportunidades de ser el epicentro de la innovación. La colaboración continua entre tecnólogos, músicos y expertos legales será esencial para navegar este panorama en evolución, garantizando que la integración de la IA beneficie a todos los involucrados.
Además de la composición, la IA está remodelando el panorama de la interpretación de la música clásica. Una aplicación notable es la creación de músicos y orquestas virtuales, que permiten a los compositores escuchar sus obras interpretadas con instrumentación realista. Un ejemplo destacado de esto es el software NotePerformer de Wallander Instruments, un software compatible con Sibelius, Finale y Dorico (como se indica en su sitio web) y que permite a los compositores escuchar la reproducción de su música con los matices de la expresión humana. Además, la IA está brindando a los músicos herramientas de práctica innovadoras, brindándoles retroalimentación en tiempo real sobre la técnica, la interpretación y la expresión. El sistema de piano con IA de Yamaha, por ejemplo, ayuda a los pianistas a perfeccionar sus habilidades interpretativas analizando su interpretación y ofreciendo orientación personalizada.
La IA también está mejorando la conexión del público con la música clásica, ofreciendo recomendaciones personalizadas y experiencias inmersivas. Las plataformas de streaming como Spotify aprovechan algoritmos de inteligencia artificial para seleccionar listas de reproducción adaptadas a las preferencias individuales, presentando nuevos compositores a los oyentes y piezas basadas en su historial de escucha. Además, las visualizaciones de conciertos y las instalaciones interactivas impulsadas por IA están transformando las actuaciones en vivo en experiencias multisensoriales, cautivando al público de formas nuevas e inesperadas. Al aprovechar el poder de la IA, la música clásica se está volviendo más accesible y atractiva para audiencias de todos los orígenes e intereses.
En conclusión, la intersección de la IA y la música clásica representa una frontera fascinante llena de promesas de innovación. A medida que la tecnología de IA continúa evolucionando, tiene el potencial de desbloquear nuevas posibilidades creativas, además de ser una herramienta facilitadora para acercar una amplia gama de audiencias a la música clásica. Al adoptar la IA como herramienta de exploración y experimentación, podemos enriquecer la experiencia de la música clásica tanto para los creadores como para el público. Mientras navegamos por el panorama en evolución, seamos conscientes de que la música clásica continúa inspirando y cautivando a artistas de todo el mundo y seguirá haciéndolo para las generaciones venideras.